Yan from Owner.One
Un cliente puede poner en peligro su propia cuenta bancaria o de corretaje por el simple hecho de aceptar un pago de una persona políticamente expuesta (PEP), un individuo sancionado o cualquiera que plantee problemas relacionados con la lucha contra el blanqueo de capitales o la financiación del terrorismo. Es muy probable que recibir 10.000 dólares de una fuente "tóxica" ponga en peligro toda la cuenta, aunque tenga un millón de dólares. El pago podría no proceder directamente, sino de familiares o asociados de esas personas. La misma cuestión se aplica a la inversa: si un cliente envía dinero a alguien señalado como de alto riesgo, podría enfrentarse a consecuencias. Según las estadísticas, sólo el 21,3% de los clientes son conscientes de los riesgos asociados a los pagos entrantes. Menos aún, sólo el 9,4%, tiene en cuenta los riesgos de las transacciones salientes. Esta discrepancia en la percepción del riesgo es un error de concepto. Para el banco, hay poca diferencia entre los pagos entrantes y salientes, y el periodo de incubación para detectar este tipo de transacciones puede llegar a ser de 1 a 1,5 años.